Claudia Degliuomini es una artista argentina conocida y reconocida por su profesionalidad, por su arte sobresaliente y sus dibujos tiernos. Tiene un estilo particular. No le falta ni el humor, ni el lirismo. Es una ilustradora polifacética. Si alguna vez ves uno de sus dibujos, te vas a convertir facilmente en seguidora de su arte diverso.
Desde el año 2003 ilustra libros infantiles para editoriales de Argentina, Chile, Italia, México, Puerto Rico, Brasil, EEUU, España y Reino Unido. Su próximo álbum ilustrado saldrá el mes que viene en Argentina, titulado «El Escarabajo Sagrado«, escrito por Laura Escudero, editado por MacMillan en su colección «Todos distintos«.
¿Cómo empezó tu carrera de ilustradora? ¿Porque has escogido el mundo de los libros infantiles?
Mi carrera como ilustradora empezó como muchas cosas en mi vida, con un mix de casualidad y causalidad.
La causa: gran afinidad con los libros, placer irresistible por las imágenes, curiosidad, inquietud. La casualidad: encontrarme con una ilustradora consagrada (Nora Hilb), en el lugar y momento justo, que me abrió la puerta y me invitó a jugar.
El mundo de los libros infantiles me permite una libertad a la hora de expresarme. Me siento cómoda y me gusta conectarme con esa edad llena de posibilidades.
«El Escarabajo Sagrado», escrito por Laura Escudero, ilustrado por Claudia Degliuomini, editado por MacMillan
¿Qué tipo de seminarios de ilustración cursas juntos con el artista argentino Istvan Schritter?
Istvan es ilustrador, diseñador, artista, editor y por sobre todo, un maestro generoso a la hora transmitir sus conocimientos y experiencias. Con él cursé dos seminarios de ilustración que me conectaron con la cocina del oficio y me acercaron al libro álbum. Un antes y un después en mi carrera.
Los libros «El Otoño» y «El Invierno» son libros escritos e ilustrados por ti. ¿Te facilita el trabajo de ilustradora que tu has escrito los textos o más te complica en el proceso de ilustración?
Esos libros partieron de la imagen, tuve mucha libertad para trabajarlos y tiempo. Los textos llegaron luego en cierta forma para llevar un hilo conductor, una dirección a las imágenes.
La conexión con la historia es lo que me facilita el proceso de ilustración, no tiene mayor importancia quien lo haya escrito. Son esos textos que hacen eco y resuenan íntimamente, los que marcan la diferencia.
¿Qué tipo de textos te motivan más para ilustrar? ¿Cómo debería ser un texto para que no aceptases nunca ilustrarlo?
Los que tienen vuelo y te dan espacio para crear. Los textos que te movilizan, que te cuestionan, aquellos que te hacen pensar. Los que buscan la belleza en los detalles, textos felices o no tanto, pero de calidad. No acepto los textos obvios, los que abusan del diminutivo o los que tienen una moralina por ejemplo.
Si pudieses ser una flor, ¿cual escogerías, de que color y por que?
Elegiría una flor de loto blanca. El loto, es una acuática que tiene los pies bien enraizados en el barro, cuando florece atravieza aguas no tan claras, se alza sobre la superficie en busca de la luz y la proyecta en toda su belleza hasta transformar el ambiente.
«El Escarabajo Sagrado», MacMillan
¿Cuales son tus personajes más queridos en libros infantiles contemporáneos y por que?
El mundo de los personajes creados por Quino siempre me fascinó. Mafalda, en particular, por su capacidad de observación, su mirada llena de preguntas y grandes reflexiones que no duda en compartir.
Tus ilustraciones participan en exhibiciones alrededor del mundo (Argentina, Bolívia, Colombia, Italia, Japón, Eslovaquia, Grecia, Irán, México, España). ¿Has recorrido muchos caminos hasta llegar a ser conocida y reconocida en el mundo del arte?
Los caminos interiores de trabajo, búsqueda, prueba y error fueron y son muchos. Soy curiosa y me gusta probar diferentes resultados que terminan finalmente en su cauce natural, lo que me sale. Las ilustraciones son en cierta forma el camino y el destino, llegan solas a lugares insospechados y nos dan la alegría de poder conectarnos.
En tu opinión ¿cómo debe ser un libro infantil de calidad?
Un libro infantil de calidad, debería atraer a todas las edades por igual. Personalmente disfruto del libro que deja espacio entre las letras y las imagenes, para pensar. El libro que no te deja la comida masticada en la boca, que no te subestima, que te respeta y te da una oportunidad.
Desde 2003 dibujas para editoriales de literatura infantil de Argentina, Chile, Brasil, EEUU, España, Italia, México, Puerto Rico y Reino Unido. ¿Con que escritores has trabajado?
En diferentes textos tuve la gran oportunidad de ilustrar los clásicos de la literatura universal, así como la alegría de ilustrar y conocer de cerca a grandes autores como Iris Rivera, Gustavo Roldán, Hugo Midón, Eduardo Abel Gimenez, María Elena Walsh, David Wappner, Sebastián Pedrozo, Laura Escudero, Nicolás Schuff, Laura Wittner y Graciela Repún, entre otros.
«El Escarabajo Sagrado», MacMillan
¿Cuales son los artistas que han marcado tu camino de ilustradora?
Creo que todas las artes están conectadas y encuentro en la música, el cine y la fotografía, aguas de inspiración. En pintura los impresionistas. El cartelista Jean Michel Folon. La ilustradora Anne Herbauts. Podría seguir…
¿En qué estás trabajando ahora, Claudia?
En dos proyectos que me llegaron profundo y me tienen flotando de burbuja en burbuja, no puedo adelantar nada por el momento.
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